viernes, 7 de agosto de 2009

FERNANDO LUGO Y OTROS CASOS DE CURAS VIOLADORES

FERNANDO LUGO Y OTROS CASOS DE CURAS VIOLADORES



Benigna Leguizamón, la segunda mujer que denunció al presidente paraguayo Fernando Lugo por presunta paternidad irresponsable, afirmó recientemente a una radioemisora que su primera relación sexual con el ex obispo católico fue una violación. Leguizamón aseguró que Lugo “me violó cuando tuvimos relaciones por primera vez…”.

El clérigo-presidente paraguayo Fernando Lugo se refirió a la acusación durante una conferencia de prensa en el palacio de gobierno y dijo que todo “es parte del segundo capítulo de la novela, estoy esperando el tercero…”.


El hecho habría ocurrido en 2001 cuando la denunciante tenía tan sólo 17 años, y fue en el obispado de San Pedro, donde el ahora jefe de estado cumplía funciones clericales y la mujer era la encargada de la limpieza.


Luego, Leguizamón relató que Lugo la mandó a buscar a través de su chofer. “Me llevó junto a Fernando (Lugo), que me estaba esperando en su dormitorio. Cuando entré, llavearon la puerta y me quedé adentro. Allí me empezó a acosar y a obligarme para acostarme con él”. Además, añadió que “me resistí y traté de pedir ayuda, pero había una música fuerte y, además, no había nadie más por cerca. El me obligó, me hizo a la fuerza. Para ser sincera, me violó”, subrayó.


CURA VIOLADOR: LA IGLESIA ASEGURA QUE YA RELEVÓ A UN OBISPO


Fue en 2005, cuando el Vaticano desplazó al obispo de Zárate por "no aislar" a Sasso.

Por: Sergio Rubin

El caso del sacerdote que violó a cinco nenas en Pilar -y que ayer fue condenado a 17 años de prisión- terminó costándole la cabeza en su momento a su superior, el entonces obispo de Zárate-Campana Rafael Rey por no haberlo aislado en el ejercicio de su ministerio religioso y, en cambio, haberle otorgado una capilla desde donde coordinó un comedor infantil.

La decisión del Vaticano de desplazar a Rey en 2005 llegó luego de una denuncia por escrito que presentaron en la Nunciatura Apostólica un grupo de sacerdotes, religiosas y laicos liderados por la conocida hermana Martha Pelloni. "El Nuncio evidentemente se movió y me alegra que la Iglesia haya tomado el toro por las astas", dijo ayer Pelloni a radio Continental.

Pelloni explicó que el movimiento comenzó cuando se encontró en un seminario teológico con la catequista Lía López que trabajaba en la capilla del padre Napoleón Sasso. López le contó sus crecientes sospechas sobre el comportamiento de Sasso tanto como su enorme angustia porque el obispado no encaraba con la debida energía el problema.

Cuando los indicios fueron contundentes -nenas que iban al comedor llorando y el hallazgo de pornografía infantil en la computadora del cura- se logró reunir la firma de 150 sacerdotes y de cientos de laicos para pedirle a la Santa Sede que interviniera. "Gracias a Dios esta problemática empezó a ser asumida en la Iglesia", dijo Pelloni.

Rey -quien tuvo gran protagonismo mediático en los 90 por sus críticas ante el aumento de la pobreza y el desempleo- fue reemplazado por monseñor Oscar Sarlinga, quien ni bien asumió dispuso un procedimiento sumarísimo ante eventuales casos de sacerdotes pedófilos.

Sasso, que pertenecía a la arquidiócesis de San Juan, fue trasladado a un "centro de rehabilitación" dentro de la diócesis de Zárate-Campana para tratarse por sus inclinaciones pedófilas. Luego de dos años, salió con la tajante indicación de que "no estar jamás con niños", y mucho menos solo.

Sin embargo, terminó a cargo de una capilla y un comedor infantil. Rey fue acusado de encubrimiento, junto con el párroco (en cuya área estaba la capilla) y el vicario (su segundo). A Rey lo absolvieron y los otros dos cumplen una probation.

Sasso fue condenado por violación de cinco niñas muy pobres de 5 a 12 años. Inicialmente intentó fugarse a Paraguay y fue detenido en un peaje. Se casó en prisión por lo que pidió y se le concedió la dispensa del ejercicio del sacerdocio. Por tanto, no se le puede aplicar ninguna sanción eclesiástica ya que está fuera de su estructura jerárquica.

CURA VIOLADOR ENCUBIERTO

El obispo de Huejutla, Salvador Martínez Pérez, sabía sobre la actitud del párroco de la comunidad de Cuatlimax, municipio de Tlanchinol, acusado de abusar de varias menores y haber embarazado a una joven de 18 años, pues pidió a los familiares “un mes para cambiar al cura, a cambio de que no se dijera nada”, denunció uno de los familiares de la agraviada.

Éste, que pidió el anonimato, para evitar represalias, tanto para él como para sus familiares, mostró un video de 28 minutos, que contiene una amplia entrevista con la chica, una semana antes de que el caso se denunciara en los medios de la región huasteca.

En la plática, la joven confió que el sacerdote, Reinaldo Chávez López, pedía a los padres de las pequeñas que sus hijas formaran parte del coro y del grupo de danza de la parroquia de esa localidad, de 830 habitantes, enclavada en la región huasteca.

De acuerdo con la denuncia de la joven indígena, el párroco llegó a la localidad hace unos seis años y además de tener relaciones con mujeres adultas, posteriormente lo hizo con pequeñas de 10 años en adelante, a quienes engañaba y les daba dulces o dinero –entre cinco y 10 pesos– para que no dijeran nada.

Hace cinco años otra joven resultó embarazada, pero el cura la obligó a abortar. En ese mismo tiempo, el religioso mantenía relaciones con una mujer casada y su esposo fue a balacear el curato.

Ahora, con la denuncia hecha ante el Centro de Atención a Víctimas de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo, con número 5/HUE/CAVI/103 /2008, y la queja ante el obispo, se descubrió que el representante de la Iglesia católica abusaba de las menores de la comunidad.

Según el testimonio de la joven, el sacerdote ha abusado de entre 10 y 15 menores de edad, aunque sólo ella se ha atrevido a denunciarlo. En uno de los casos convenció a los padres para que no lo denunciaran y a cambio les compró un molino de nixtamal.

Recolectó firmas

Luego de la denuncia penal en su contra, el cura movilizó a la gente, recolectó firmas que aseguraron que se trataba de un infundio, pero los familiares de la joven embarazada se entrevistaron con el obispo, Salvador Martínez, quien pidió guardar silencio y ofreció que en un mes, sería removido el cura.

Un familiar de la joven dijo que temen represalias y afirmaron: “lo único que queremos es que se haga justicia y que el padre Reinaldo no siga abusando de las niñas, aprovechándose de su ignorancia”.

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