domingo, 21 de febrero de 2010

FERNANDO LUGO Y EL SAINETE DE LA SOBERANÍA ENERGÉTICA

Las promesas de Fernando Lugo se asemejan a un sainete en que constan de un solo acto: el momento en que con una amplia sonrisa Lugo hace sus anuncios. La concreción del anhelo y su cumplimiento, sólo Dios sabe cuándo sucederá.


Ya luego de ganar las elecciones, el cura Lugo emitió un comunicado en el que condena porque supuestamente la cota se elevó a 79 y medio y amenaza con cárcel a los responsables una vez que él asuma. ¿Qué vino después? Hoy la cota esta a 81, Encarnación está convertida en una Venecia Sudamericana y no hay soluciones concretas, como en tantos otros aspectos. Apenas otro sainete de un solo acto: la promesa.

Pero hay más falsedades, dado que el gobierno arzobispal ahora anuncia que renegociará la deuda de Yacyretá.

Ya durante el gobierno anterior Paraguay y Argentina aprobaron el denominado Pre-Acuerdo de Yacyretá, y fueron precisamente quienes hoy rodean a Fernando Lugo quienes se negaron a acompañarlo desde el Parlamento.

Con aquel Pre Acuerdo se lograba reducir la deuda de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) en aproximadamente 6.200 millones de dólares, se eliminaban los intereses y los reajustes sobre la deuda y se reducía el precio de la tarifa de energía eléctrica a valores inferiores a 20 dólares por megavatio hora, hoy cuesta en torno a los 40 dólares, y por sobre todo se encaminaba a la EBY hacia una empresa técnica y financieramente sana.

Igualmente de haberse aprobado aquel documento se conseguía importantes ingresos para el país por el adelantamiento del pago de todo dinero que la correspondía a Paraguay y que fuera diferida por la nefasta Nota Reversal de 1992 para ser abonado a partir del año 2019. Los contubernios políticos de los hoy luguistas empedernidos atentaron entonces contra los intereses nacionales.

Fuentes imparciales hablan con dureza de la actuación luguista en Yacyretá, hoy dirigida por un funcionario censurado por el Parlamento.

El titular de Yacyretá, Ing. Carlos Cardozo, inclusive logró el voto de censura de la Cámara de Diputados, pero Lugo le sigue manteniendo en el cargo. En mayo de este año la entidad desembolsó G. 98 millones para financiar un campamento de jóvenes luguistas, partidizando incluso a las Fuerzas Armadas. Lugo incluso ordenó despedir al consejero Ramón Montanía por “filtrar” informaciones sobre contrataciones de hijos no reconocidos de Lugo en la entidad, pero Cardozo sigue, pese a las desprolijidades de su administración.

Apenas iniciado su mandato, Fernando Lugo ratificó por decreto un acuerdo referente a Yacyretá. Advertido de que un acuerdo internacional solo puede ser ratificado por el Congreso, Lugo dictó otro decreto por el cual derogó el anterior; pero, en realidad, tal derogación fue solo un juego de palabras, pues por el mismo decreto declaró aceptar el derogado, y la EBY, por su parte, continuó aplicando dicho convenio.

El 30 de setiembre de 2008, apenas a mes y medio de asumir el cargo, dictó el Decreto Nº 334 por el que pretendió “ratificar” el Acuerdo referente a Yacyretá del 31 de enero de 2008 celebrado por el ministro de Obras Públicas del entonces presidente Duarte Frutos y el ministro argentino de Planificación General, Julio de Vido.

Advertido por varias voces de que un acuerdo internacional solo puede ser ratificado por el Congreso,. Lugo dictó el Decreto Nº 892 del 20 de noviembre por el cual derogó formalmente su anterior Decreto Nº 334, pero, en realidad, tal derogación fue solo un juego de palabras, pues por el mismo Decreto 892 declaró aceptar el convenio internacional del 31 de enero de 2008, y la EBY, por su parte, continuó aplicando dicho convenio. Lo mismo ha venido haciendo la EBY con otros convenios paraguayo-argentinos anteriores que tampoco fueron ratificados por el Congreso Nacional como lo exige la Constitución, e incluso está aplicando las Notas Reversales del 9 de enero de 1992 que fueron rechazadas por el Congreso Nacional.

Los resultados son nefastos para el país. La ciudad de Encarnación y otras localidades paraguayas ribereñas del Paraná son víctimas del desorden de la EBY. Uno de los acuerdos por Notas Reversales del 9 de enero de 1992 estableció que el nivel del río habría finalmente de llegar en Encarnación-Posadas a la cota de 84 metros sobre el nivel del mar, pero ante el desastre que sobrevino la cota del momento, que era de 80 metros, fue bajada –verbalmente nomás– por el Sr. Lugo a 79 metros.

En otro de los acuerdos del 9 de enero de 1992 se fijó la tarifa a ser pagada a la EBY por toda la energía que entregara en treinta milésimos de dólar por kilovatio-hora. Y esta ridícula suma, aunque deba actualizarse a valores constantes de diciembre de 1991, será el monto de la tarifa nada menos que hasta el año 2048, es decir, hasta más allá de la vigencia del Anexo C del Tratado.

Con esa tarifa, más la demora en la terminación del proyecto Yacyretá, los sobrecostos que han tenido sus obras y la corrupción y el despilfarro en la EBY, la deuda de la misma con el Tesoro Argentino es inevitable y colosal. Al término del mandato de Nicanor Duarte Frutos ya llegaba a 10.500 millones de dólares. Actualmente supera ya los 15.000 millones y se prevé que seguirá creciendo desmesuradamente. Hoy la deuda ya es impagable, y en el futuro lo será aun más. ¿Qué ocurrirá con los derechos paraguayos cuando llegue el reclamo de pagar su parte de la deuda?

El cura Lugo, desde el inicio de su campaña electoral, habló del Tratado de Itaipú, y había y continúa habiendo motivos para ello, pero obviamente también los hay para el Tratado de Yacyretá y lo que se le ha venido agregando después, porque se ha creado allí un desastre financiero que no afectará solo al Paraguay y a su pueblo, sino también al pueblo argentino. El cura Lugo, sin embargo, no formula ningún reclamo sobre Yacyretá.

Luis Agüero Wagner

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