El periodista y conductor argentino Matías Martín señaló en una oportunidad un defecto pronunciado de los electores de su país afirmando que “Somos víctimas del carisma y preferimos un chanta con carisma a un tipo serio que labure". El diccionario define al chanta como "Persona que presume de tener algo, especialmente, una capacidad, un conocimiento, un poder, que en realidad no tiene”. Para comprender al chanta, la definición académica no alcanza, por lo cual debe recurrirse a una bibliografía más extensa, que también debe incluir el estudio de obras sociológicas como “La república de los chantas-primer santuario Urbi et Orbi”, de José Evaristo Ferrari, además del reciente “Manual del Chanta argentino” de Mario Kostzer.
Se citan como sinónimos de este lunfardismo las palabras: cachafaz, mentiroso, pícaro.
Kostzer amplía la definición y afirma que el chanta "Es el que está siempre donde debe estar, es el hincha del equipo campeón, el que más proezas sexuales realizó, el que jamás está obligado a cumplir con obligación alguna, sólo él tiene autoridad moral para opinar sobre cualquier tema" y, por supuesto, nunca va a pagar ningún impuesto, porque no tiene la culpa de haber nacido tan vivo.
"Al chanta, la gente les perdona todo. Les celebra todo. Les cree hasta cuando sabe que mienten. Esta particularidad argentina es muy curiosa", comenta Kostzer, quien debería incluir en su estudio a varios especimenes de origen paraguayo, que por alguna razón científica aún sin dilucidar del todo, se han aglutinado en torno al cura Fernando Lugo.
En el libro “Pasajes de la guerra revolucionario”, un compilado de artículos del Che Guevara relativos a la guerra de guerrillas que llevó al poder a Fidel Castro en Cuba, el autor señala que poco después del ingreso de las tropas revolucionarias de Camilo Cienfuegos a La Habana, se pusieron en evidencia las apetencias personales de muchos de los pundonorosos “revolucionarios”, quienes lo primero que hicieron fue copar los puestos prebendarios con altísimos salarios. “Cuando caímos en cuenta –señala en Che- el Segundo Frente, detrás de Camilo Cienfuegos, había entrado `heroicamente’ en La Habana. Pensamos que podía ser alguna maniobra para tratar de hacerse fuertes, de tomar algo, de impulsar alguna cosa. Ya los conocíamos, pero cada día los conocimos más. Ellos tomaron efectivamente las posiciones estratégicas más importantes, para su mentalidad… A los pocos días llegaba la primera cuenta del Hotel Capri, firmaba Fleitas; eran 15.000 dólares en comida y bebida para un reducido número de aprovechados”.
Un episodio similar acontenció en Paraguay luego del revolucionario triunfo del cura Fernando Lugo el 20 de abril del 2008. Parafraseando el lema de Natalicio González, quien en 1947 afirmaba que no quedaría colorado pobre, hoy puede afirmarse que no ha quedado luguista pobre: las portentosas 4x4 han reemplazado como medio de movilización al transporte público para los pundonorosos luchadores por las causas populares, las mansiones a las covachas de mala muerte, las amantes a las esposas y el sibaritismo a la vida austera.
Quien infunde ánimos con el ejemplo es el mismo cura Fernando Lugo, adicto al jacuzzi y a las mujeres sangronas, quien apenas se mudó a Mburuvicha Róga mandó reparar el sauna, tomó el gusto por los habanos cubanos, los paseos en Kawasaki de 800 cc, y la pesca en yate, acompañado de la embajadora norteamericana Liliana Ayalde. En sus viajes internacionales, que sumaron 43 el fin de semana con su excursión a Quito, solo se hospeda en hoteles cinco estrellas.
En este guión clase "B" que se viene escenificando en Paraguay, uno de los barbudos de la revolución del clérigo Fernando Lugo, es un archiconocido agente de la National Endowment for Democracy. No se trata de Fidel Castro, Camilo Cienfuegos ni del Che Guevara, mas también es un conocido titán y batallador contra dictadores, aunque en su caso bien remunerado por la CIA, la National endowment for Democracy y por cuanto imperialista se le cruce en el camino. Estamos hablando de Humberto Rubín, el "maestro del micrófono" del Paraguay, que en sus años mozos animaba los cumpleaños del dictador Alfredo Stroessner con una destreza digna del payaso Triki Traka.
Para tranquilizar al temible gladiador del micrófono, los astutos asesores del clérigo Fernando Lugo le aconsejaron nombrar ministra a su esposa, sobrina del ministro de Salud del dictador, Adán Godoy Giménez, la señora Gloria Godoy.
Un connotado cabecilla de la revolución de los chantas, Miguel Ángel López Perito, desde su llegada al gobierno se ha vuelto adicto al salmón, caviar, peces de mar o de río, camarones, mejillones, todo ello servido por mozos, maitre y en vajillería de primer nivel. Apenas llegado al cargo, este austero revolucionario ordenó cambiar todo el parque automotor de la Presidencia. La Entidad Binacional Yacyretá cumplió la directiva y adquirió para el uso personal del ministro sin cartera una imponente Dodge Nitro, 4x4.
En un vehículo similar se mueven varios otros exponentes del inner circle, entre ellos el asesor jurídico de la Presidencia, Emilio Camacho. Otro de los personajes contradictorios del Gobierno es el ministro de Emergencia Nacional Camilo Soares, un guevarista que mamó toda la vida de los dólares imperialistas distribuidos por USAID, NED, IAF, etc, prefirió para su movilización una portentosa camioneta Toyota Land Cruiser Prado, valuada en 325 millones de guaraníes.
El resto del elenco de la revolución de los chantas está integrado por usurpadores que se autodenominan “sociedad civil”, también eternos vividores de la embajada norteamericana de Asunción, instalados en las llamadas ONG, cuyos miembros se eligen a sí mismos y que, con tan débil respaldo popular, reclaman la totalidad de la representación social y por ende, funciones, derechos y privilegios que corresponden a entidades legítimas.
La especialidad de estos genios de las finanzas dedicados a malversar donaciones internacionales es invocar fines altruistas como la reforma agraria, para realizar negociados con tierras hipotecadas, o apelar a la paupérrima situación de los indígenas y campesinos para obtener dinero solidario que al decir del escritor paraguayo Helio Vera, posteriormente desaparece en una especie de Triángulo de las Bermudas.
La lucha por la pobreza, entre los integrantes del elenco de la revolución de los chantas, empieza por casa, por lo cual el dinero obtenido invocando tan noble fin primero se utiliza para realizar el quincuagésimo diagnóstico sobre la situación social de los jóvenes marginados, los indígenas, los campesinos, etc., y se transforma en un voluminoso bibliorato de genialidades redactadas en la comodidad del aire acondicionado de los Penthouse céntricos.
Mientras esto sucede, como decía Alexander Herzen, en From The Other Shore (1855) “Son ellos, nadie más, los que se están muriendo de frío y de hambre... mientras tú y yo en nuestras habitaciones de la primera planta estamos charlando acerca del socialismo sobre pasteles y champán”.
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