A Lugo, evidentemente, le faltó temperamento cuando Nicolás Maduro le sirvió en bandeja la continuidad en el poder, con apoyo de los militares paraguayos y los cancilleres de UNASUR.
Prefirió abandonar el gobierno y a sus partidarios sin defender su causa.
En contrapartida, la figura de Maduro salió fortalecida y se agiganta posicionando su liderazgo como adalid de la causa bolivariana.
Como lo expresara el mismo Hugo Chávez, "Tremendo canciller", capaz de despertar la "envidia" del mismo líder bolivariano.
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